Desde hace años se exportan empanadas y arepas desde Medellín, pero por primera vez se lleva al exterior la máquina automatizada que permite fabricarlas en serie, fruto del talento local.

Solo es poner la masa de maíz en un extremo y al final de la banda salen las arepas listas para el asador, hasta un centenar por minuto. También funciona para pasteles de hojaldre o las tradicionales empanadas rellenas: salen en el mismo tiempo hasta 90 a punto de freír u hornear.

Y eso que tradicionalmente fue un proceso manual, lo hace ahora una sola "máquina multifuncional para alimentos a gran escala". Su gestor es el diseñador industrial Carlos Mario Maya, fundador y gerente de Ingeneumática, empresa que arrancó él solo y ya tiene 50 empleados y factura 3.000 millones de pesos.

Asentada en Medellín desde el año 2000, la compañía se basa en la innovación, desde tiempos que no era moda esa palabra, dedicada a diseñar procesos automáticos que no están en el mercado pero requiere la industria para mejor sus operaciones.

A pedido de un cliente de su natal Manizales, Maya comenzó hace tres años con su equipo de ingenieros a pensar en la máquina multifuncional basada en sistemas neumáticos eficientes (compresión de aire), y ahí es donde radica la innovación. En seis meses tuvieron listo el prototipo que sacaba 20 empanadas u 80 arepas por minuto.

Tras ajustar un inventario de más de 150 planos de la máquina, va en su quinta versión mejorada. Así, se han diseñado, elaborado, vendido e instalado 28 en Colombia.

Y desde el año pasado la máquina trascendió las fronteras: ya funcionan tres en Estados Unidos y dos en Panamá. Están en fabricación otras siete, se acaban de vender dos más para el país del norte y hay interesados en España y Suiza.

"La elaboración manual de empanadas y arepas produce muchas incapacidades por efectos en el túnel carpiano. Esta máquina es una solución en que los tres empleados que se necesitan solo están pendientes de poner la masa y recoger el producto", explicó Maya.

Pero de fondo, el mejor resultado de la máquina no se ve. Es la oportunidad para que muchas fábricas nacionales apalanquen la expansión de sus producciones, amplíen plantas, generen más empleos, busquen abrir nuevos mercados, piensen en exportar con valor agregado. Y todo a partir de la misma masa de maíz de siempre.